15 de octubre de 2015

Carta de la hermana Toñi



Bullas a 11 de octubre de 2015
Hola niños: 

Las Hermanas de vuestro colegio me han invitado a que vaya a veros y a hablar con vosotros un ratito, pero cuando fuí a vuestro cole estabais en el comedor. Me encantaría conoceros personalmente, pero como vivo un poco lejos no puedo. Por eso os escribo estas palabras que salen de mi corazón, pues son cosas de mi vida.

Soy la Hermana Toñi, la Religiosa Misionera del Amor de Dios, que está en el cartel del Domund de este año, abrazando a la Sra. Aida.

Nací en España, concretamente en Bullas, un pueblo de la Región de Murcia. Desde pequeña me llevaron al Colegio Amor de Dios, donde me educaron, al igual que a vosotros.

Desde pequeña soñaba con ser misionera, para quitar el hambre a los pobres y trasmitirles el Amor que Dios les tiene.

Yo quería mucho a Dios, hablaba con Él y participaba en todas sus cosas: le llevaba flores en mayo a la Virgen, cantaba muchos cantos de Dios, me arrodillaba y hablaba con Él, junto al Sagrario de la capilla del cole y de la Iglesia,  participaba en la catequesis, en las procesiones e iba a Misa.

Me dolía que hubiera tantos niños que se mueren de hambre y otros que no tienen familia que los quiera. Y entonces aprendí a comerme las cosas que no me gustaban, acordándome de ellos y pidiéndole al Señor que pronto tuvieran comida para vivir bien.
Cuando podía visitaba a los enfermos, a los ancianos y ayudaba con cosas a los pobres de mi pueblo. Se ponían muy contentos. Y yo también de poderlos ayudar.

Tanto me gustaba hacer el bien y estar en las cosas de Dios, que me di cuenta que mi vocación era ser Religiosa Misionera del Amor de Dios. 

Me gustaba mirar despacio dos fotos que seguro que también están en vuestro Colegio: 
  • Una la del Padre Usera, que me miraba y me decía: Ven, busco personas generosas que quieran servir a Dios de balde. Y después me enteré de que era muy bueno porque ayudaba siempre: “Nunca llamó a sus puertas una necesidad que no fuera al instante socorrida”
  • Otra la de Sor Rocío, que era muy alegre y desde pequeña quería mucho a Jesús y a María.

Las Monjas de mi Colegio me ayudaron a vivir mi vocación misionera.

Después pasó el Huracán Mich y con otras compañeras, me mandaron a ayudar a los pobres, de Honduras. 

Mi siguiente lugar de Misión fue  Apatzingán, una ciudad de México, donde la gente se mata muy fácil por ganar dinero con la droga.

Y después me mandaron a Ranchuelo, el pueblo de Cuba donde estoy ahora, junto con mis Hermanas del Amor de Dios, compartiendo con la gente la alegría de creer en Dios y ayudando a los más pobres.

Estoy con muchos niños como vosotros, que quieren ser misioneros, y que me acompañan a visitar a los pobres y a rezar con ellos.

De allí es Aida, la señora de la foto, que está llorando porque está muy triste, al quedarse sola y muy pobre al morirse su marido. Ella me abraza y yo a ella también, porque me da mucha lástima y la quiero mucho. Por eso la consuelo y la ayudo en todo lo que puedo, junto con mis hermanas de comunidad y mucha gente que es buena.
Me gustaría que vosotros también fuerais misioneros como yo, para poder ayudar a más gente que sufre en el mundo.

Os pido dos  favores: 

  •  El primero: que recéis por nosotros los misioneros.
  • El segundo, que penséis si vosotros también queréis ser misioneros, para ayudar a los pobres y llevarles la alegría de Dios.

Muchas gracias niños, pues sé que lo que os pido lo vais a hacer. Os meto en el corazón de Dios. 

Con mucho cariño: 

Hna. Toñi, Religiosa Misionera del Amor de Dios.